lunes, 4 de mayo de 2009

Después de varios semestres de estudiar en el TEC


me di cuenta de:
...que no importaba a qué hora fuera la primera clase, siempre tenía sueño.
...que los relojes de todos los maestros tienen una hora diferente a mi reloj.
...que no importaba haber sacados puros dieces desde el kinder.
...que aún sabiendo todos los temas puedes reprobar un examen.
...que aún sin saber nada puedes exentar una materia.
...que estudiar toda la noche antes del examen casi nunca resulta suficiente.
...que si entrego prácticas y tareas es fácil aprobar el curso.
...que cuenta mucho la calidad y presentación de mis reportes.
...que siempre que falto a clases tengo lagunas difíciles de rellenar.
...que cuando tienes que estudiar para un examen difícil siempre surgen otros compromisos ineludibles.
...que la mayor parte de mi aprendizaje lo hice fuera del aula de clase.
...que los temas más difíciles siempre vienen en los exámenes.
...que no tengo dudas sólo cuando no he estudiado.
...que es importante trabajar en equipo y elegir bien a mis compañeros.
...que lo que yo no entendí, casi siempre lo domina otro compañero.
...que me he ido convirtiendo en una de esas personas de las que mis padres me advertían que me alejara.
...que mis maestros pueden ser mis enemigos.
...que mis maestros también saben ser amigos.

adaptado de un texto de Lucina Arellano

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